Escucha

Escucho un pensamiento que me ha llevado a mi interior: «Deseo ser la mejor madre para mi hija». A menudo encuentro dificultades en mi carácter que me impiden ver sus necesidades; se imponen mis preferencias, rigideces e incluso escrúpulos. A pesar de que mi hermano me insiste: «No leas, confía en ti», trato de leer libros.

Hoy, tras un momento de desahogo ante Jesús y María, todas mis preocupaciones me han traído esta palabra del profeta Isaías: «El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una luz grande», y esta otra, del evangelio de Juan: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».

«Escucha…» esto me ha quedado. Entra en tu interior y escucha, y confía. No me cansaré de buscarle dentro de mí, de buscar su voz interior que me da la luz que necesito en cada momento con los míos.

«El que me siga…» Señor, aquí estoy. Quiero seguirte y seguirte con todo lo que ello implica: Seguiamarte.

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